Gracias por ver el contenido de hoy. ¿Alguna vez has sentido que alguien descubrirá algún día que no sabes lo que estás haciendo? Eso se llama el síndrome del impostor y es muy común.
Hablando del síndrome del impostor
El síndrome del impostor es un fenómeno psicológico que hace que las personas sientan que no son dignas de su éxito y que sus logros se deben a la suerte o al momento adecuado. El problema es que se ha encontrado que esto afecta al 70% de las personas en algún momento de sus vidas.
¿Cómo manejar el síndrome del impostor?
Para manejar este síndrome, aquí tienes algunos consejos:
- Reconócelo: ¿Alguna vez has sentido que no mereces tus logros o que la gente descubrirá que no eres digno de ellos? Si has experimentado estas sensaciones, estás lidiando con el síndrome del impostor.
- Nombre y doma: Presta atención a tus pensamientos negativos y reconócelos como parte del síndrome del impostor. No son inherentemente parte de ti, sino una respuesta a una situación específica.
- Recordatorios de éxito: Busca cosas que te recuerden tu propio valor, como correos electrónicos de amigos y familiares que te halaguen, videos divertidos en línea para relajarte o hablar con amigos que siempre te animan y te hacen sentir bien.
- Diario de gratitud: Si no puedes encontrar tu propio valor interno, puedes anotar en un diario las cosas que te hacen sentir agradecido, como amigos, familia, salud, etc. Esto te ayudará a tener una perspectiva más positiva.
Las investigadoras Suzanne Iams y Pauline Clance descubrieron que las mujeres pueden superar el síndrome del impostor al reconocer que es una respuesta aprendida y no una característica inherente. Desde una edad temprana, a las niñas se les enseña a compartir el éxito en grupo, mientras que a los niños se les enseña a buscar el éxito individual. Los padres pueden ayudar a prevenir el síndrome del impostor en sus hijos al celebrar sus éxitos sin importar el género.
Finalmente, es importante destacar que el síndrome del impostor no es exclusivo de mujeres u hombres, y no es un rasgo de personalidad. Puede ser superado con el reconocimiento adecuado y el cambio de perspectiva. Deshazte de esa voz interna que te dice que no mereces tu éxito, y recuerda siempre tu propio valor.