Un estudio realizado en la Universidad Estatal de Ohio dividió a las personas en dos grupos: uno en una postura encorvada como cuando estamos en un mal día, y otro en una postura de confianza. Ambos grupos escribieron tres aspectos positivos y negativos sobre sí mismos y su carrera. Lo que descubrieron fue que en la postura de confianza era más fácil identificarse con los aspectos positivos, mientras que en la posición encorvada era más fácil identificarse con los aspectos negativos. Esto sugiere que cuando estamos en una postura abierta y de confianza, nuestras palabras se sienten más congruentes. Pero la postura no solo influye en la confianza externa, sino también en la interna.
Otro mito sobre la postura es que solo importa la parte superior del cuerpo, pero esto no es cierto. Si adoptas una postura de pecho hacia afuera, puedes causar estrés y desequilibrio en la parte baja de la espalda. Una forma de mejorar la postura es comenzar desde los pies, permitiendo que se expandan completamente. Luego, tendríamos que alinear correctamente las articulaciones desde los pies hasta la cabeza.
Otra parte importante de la postura es la respiración. Respirar por la nariz es esencial para tener una postura fuerte y confiada. Además, es fundamental prestar atención a la forma en que respiramos, evitando la respiración superficial y rápida.
A largo plazo, existen ejercicios con bandas que pueden ayudar a corregir la postura. Estos ejercicios están destinados a abrir los músculos de la nuca y los hombros, liberando tensiones y creando un cambio estructural duradero. Un ejemplo de ejercicio es usar una banda alrededor de los hombros y estirarla hacia abajo mientras se gira la cabeza en la dirección opuesta.
