Quiero contarte una de mis historias favoritas sobre el poder del lenguaje corporal, y todo comenzó en la brillante y soleada mañana del 26 de septiembre de 1960. Ese día, un joven se estaba preparando para el momento más importante de su vida, pero no tenía idea de que todo iba a depender de su lenguaje corporal. Ese joven era John F. Kennedy y el 26 de septiembre de 1960 fue el primer debate televisado de elecciones presidenciales en los Estados Unidos.
El poder del lenguaje corporal en la política
En ese momento, no todos tenían un televisor, por lo que parte de la población pudo ver el debate en televisión y otra parte lo escuchó por radio. Esta división fue interesante porque generó una gran diferencia de opiniones. Antes del debate, Nixon había sufrido una lesión en la rodilla durante la campaña electoral, por lo que había pasado dos semanas en el hospital, perdiendo peso y sintiéndose mal. En el debate, se puede notar cómo favorece una de sus rodillas.
Por otro lado, Kennedy estaba relajado y preparado, habiendo ensayado con sus asesores durante todo el fin de semana. Al finalizar el debate, aquellos que lo vieron en televisión estaban seguros de que Kennedy había ganado, mientras que aquellos que lo escucharon en la radio estaban convencidos de que Nixon había ganado. Nunca antes en la historia de los Estados Unidos un debate presidencial había causado una gran discrepancia en las opiniones y votos.
El efecto del lenguaje corporal en la elección presidencial
Este hecho fue increíble y tuvo un impacto directo en la elección. John F. Kennedy ganó y en sus memorias, Nixon afirmó que creía que fue el debate y su lenguaje corporal lo que le costó la elección. Kennedy aprovechó la oportunidad para hacer trampa cuando, frente a Nixon, afirmó: «No necesito maquillaje». Nixon, en respuesta, decidió no usar maquillaje tampoco. Sin embargo, Kennedy se escabulló y consiguió maquillarse. Incluso algunos relatos afirman que a Nixon le aplicaron una base gruesa y sudaba profusamente durante el debate. Esto creó la percepción de que estaba mintiendo y afectó negativamente su imagen.
La importancia del lenguaje corporal en la política se hizo evidente, ya que la mitad de los encuestados en las elecciones atribuyeron su decisión al primer debate televisado. Este debate fue tan poderoso que no hubo otro hasta 16 años después. Nixon se negó a participar en otro debate televisivo y su decisión influyó en los siguientes candidatos. Esto demuestra cuán importante es nuestro comportamiento no verbal y cómo puede influir en nuestras acciones y percepciones.